Fantasías en Una cuarentena

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Me desnudé al completo frente al espejo y por un momento decidí quedar a observar mi cuerpo reflejado en él, puedo ver mi silueta, con mis curvas, alguna más acentuada que otra, mi vello, mi celulitis… luego me observo girándome un poco, y veo alguna que otra cicatriz, y mis estrías. Solo puedo sonreírle a mi reflejo, porque soy feliz tal y como soy y no querría ser de otra manera. 

Justo detrás mío observo como mi chico Luc se acerca a mí, él también estaba sonriendo, me hace una caricia en el brazo que hace que se me erice la piel al instante, me retira a un lado el pelo y me da un par de besos cortos en el cuello.

—¿Puedo darme una ducha contigo?  —me susurra al oído.

Me muerdo el labio inferior para ocultar una sonrisa, solo puedo asentir con la cabeza.

Mi chico corre la cortina de la ducha a un lado y me ofrece la mano para que entre primero. Poco después de regular el agua no tardamos en coger jabón y enjabonarnos mutuamente, paso mis manos por sus hombros y sus brazos firmes, puedo notar como sonríe sin mirarle y me encanta, me da jabón por la espalda y al llegar a mi trasero me da un pequeño azote que hace que de un pequeño respingo. Cuando le miro puedo notar el deseo en sus ojos, se acerca para darme un beso intenso y con ansias que hace que se encienda una llama en mi, no deja de devorarme mientras me coge por el trasero y me presiona contra él, paso mis manos por su pecho haciendole una caricia tentadora y aprovecho para restregar un poco mi pecho contra el suyo. 

—Me estás volviendo loco Iraila—dice contra mi boca. 

Me separa de él y me empuja contra la pared donde nos cae el agua encima, lo acerco a mi boca de nuevo porque ya extraño la sensación, nuestras lenguas se entrelazan y mientras Luc me acaricia los pechos, pizca con suavidad en mis pezones y gimo contra su boca pidiendo más. Baja los besos por mi cuello, por mis pechos y mi abdomen a la vez que sus manos me acarician entera, separo un poco las piernas cuando llega a mi vientre y cuando me da besos por el interior de mis muslos siento que mis piernas se debilitan, no tarda en sujetarme y adentrar su cabeza entre mis piernas, en cuanto me roza gimo del placer que me recorre por el cuerpo que hasta hace que tenga que sujetarme en la pared. Mientras tiro de su pelo, Luc besa, lame, chupa, y en ocasiones incluso llega a morderme ligeramente haciéndome llegar al éxtasis. 

Me remuevo el pelo envuelto en la toalla para escurrirlo y sonrío de nuevo a mi reflejo en el espejo al recordar lo sucedido hace unos pocos minutos, me pongo unas bragas de algodón y una camiseta ancha de estar por casa antes de salir del baño. Al volver a nuestra habitación veo a Luc tumbado en nuestra cama vestido solo con unos bóxer que hace que suspire, está mirando la televisión pero la apaga en cuanto me ve entrar, me sonríe de manera kuka que hace que se me contagie la sonrisa. 

—¿Qué me miras tanto? —digo en una risa tonta. 

—Lo guapa que estás, cariño.

Ese comentario hace que me ruborice un poco, siempre consigue que reaccione así. 

Me hace una seña para que me siente con él a su lado, pero tengo otros planes, cuando me reúno con él me subo a horcajadas suyas y le doy un beso de manera dulce y cariñosa que hace que al separarnos me ofrezca una sonrisa de las que estoy tan enamorada, nos hemos sentido tan vulnerables el uno al otro en tantas ocasiones que he perdido la cuenta, es un momento muy íntimo y muy nuestro.

Le doy unos besos en el cuello cuando escucho su respiración un poco entrecortada, lo que me hace pensar en otra cosa. 

—¿Segunda ronda? —sugiero entre besos. 

Su pequeña risita es todo lo que necesito, le hago caricias por todo el torso, le doy besos y chupo en alguna otra ocasión, paso la yema de mis dedos desde su clavícula hasta la fina tela de sus bóxers donde me quedo quieta por un instante, se le eriza la piel en cuanto tanteo un poco por encima pudiendo notar su erección y le quito de una vez la prenda que lo cubre, me humedezco los labios con la lengua, porque deseo hacer esto tanto como él y no tardo en introducirmelo y hacerle disfrutar, me tomo mi tiempo en descubrir nuevas cosas que le gustan y compenso también con mi mano acariciándole. Cuando le miro gime por lo bajo, sé que le gusta que le mire, eso hace que le encienda mucho más.

—Tus ojos… —dije dice sin aliento. 

Disfruto tanto haciendole esto a mi chico que puedo notar como vuelvo a calentarme, me detengo por un momento y puedo notar la mueca de frustración que pone, le acaricio los muslos y me muerdo el labio dando a entender que lo que le he estado haciendo me está dando consecuencias porque aprieto mis piernas por necesidad de estimulación.

Me capta al instante y no se muestra molesto, al contrario, me coge de las caderas y me pone a la misma altura que él, me retira un mechón detrás de la oreja antes de darme un beso, me quita la camiseta y seguidamente las bragas, puedo notar una sonrisa picarona en su rostro cuando me besa por el pecho. 

—Iraila que voy a hacer contigo… —decide picarme. 

Me remuevo encima suyo, impaciente, por mucho que me ponga el que me pique de esta manera lo que más deseo es tenerle dentro de mi. Sin hacerme esperar se introduce en mi de manera lenta y sin apartarme la mirada, gimo en cuanto lo noto totalmente dentro y comienzo a moverme, me abraza y me hace caricias en la espalda, decido acelerar el ritmo y me acompaña con sus caderas al mismo compás, no evita jadear contra mi cuello mientras echo la cabeza hacia atrás del placer y aprovecha para estirarme del pelo. Me pide que siga el mismo ritmo y no dudo en obedecer, le muerdo en el labio y estiro ligeramente haciéndole sacar un gemido de lo más profundo, le beso de nuevo en el cuello y de repente noto sus manos en mi trasero y en la parte inferior de mi espalda clavándome las yemas de sus dedos, noto un cosquilleo interior y junto nuestras frentes mientras jadeamos al terminar.  

Luc nos cubre a ambos con la sábana cuando nos tumbamos, apoyo mi cabeza en su pecho y le hago unas pequeñas caricias al igual que él me acaricia el pelo. 

—¿Estás bien? 

Asiento al mirarle y sonrío, no puedo sentirme mejor que estando al lado suyo, me sonríe y me coge el rostro para darme un beso dulce y cálido. 

—Te quiero. 

Sheila Sanz

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