La Brecha Orgásmica

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Ante de analizar las causas de este suceso, vamos a explicar qué se entiende por orgasmo. Un orgasmo es el punto más alto de excitación o como una descarga de toda la tensión acumulada durante el encuentro. Sin embargo, esto es una verdad a medias. El orgasmo es una parte más de la respuesta sexual, al igual que el deseo o el proceso de excitación. Es cierto que es un punto muy alto de excitación pero NO es el único en el disfrutamos durante la relación. A nivel fisiológico lo que sucede en el cuerpo es que se dan  unas contracciones involutarias en el suelo pélvico durante unos segundos, se suelen dar en la zona pélvica y se dan de forma rítimca, al principio más rápido y después más lento. 

Tanto hombres como mujeres tenemos la capacidad de tener orgasmos y sin embargo, los hombres tienen orgasmos mucho más habitualmente que las mujeres en sus relaciones sexuales. En las investigaciones que se han hecho sobre este tema, se les ha preguntado tanto a hombres como a mujeres con qué frecuencia tienen orgasmos en sus relaciones sexuales. Veamos algunos de estos datos:

  • Han tenido orgasmos siempre en sus relaciones: el 33% de mujeres frente al 75% de los hombres. Es decir, 3 de cada 10 mujeres frente a casi 8 de cada 10 hombres.
  • Han tenido orgasmos habitualmente en sus relaciones: el 65% de las mujeres frente al 95% de los hombres. Algo más de la mitad de las mujeres frente a prácticamente todos los hombres.
  • No siempre experimentan orgasmos en sus relaciones: el 75% de las mujeres frente al 28% de los hombres. Casi 8 de cada 10 mujeres frente a menos de 3 hombres de cada 10.
  • Nunca experimenta orgasmos en sus relaciones: el 20% de mujeres frente al 2% de los hombres. Es decir, por cada hombre que no tiene orgasmos nunca en sus relaciones, hay 10 mujeres en la misma situación.

¿A qué se deben estas diferencias? Existen creencias de qué las mujeres son más difíciles a la hora de alcanzar el orgasmo debido a factores fisiológicos/hormonales.. pero esto queda más que demostrado que no es así ya que entre mujeres que tienen relaciones sexuales con mujeres, el porcentaje de ellas que sí experimentan orgasmos habitualmente asciende al 86%. Y el porcentaje de mujeres que nunca tiene orgasmos desciende al 6%. Esto nos puede invitar a pensar que entre mujeres es más fácil porque tienen los mismos genitales (en caso de mujeres cisgénero). Pero este argumento pierde fuerza si miramos investigaciones de hombres que tienen relaciones sexuales con hombres: el porcentaje que suele experimentar orgasmos de forma habitual decae al 89%, frente al 95% en hombres heterosexuales. 

La conclusión a la que se llega con todos estos datos es que los hombres heterosexuales son los que más orgasmos tienen y las mujeres heterosexuales las que menos. Cuando se analizan las razones se sabe que no es cuestión de que entre mujeres se conozcan más los genitales (en caso de mujeres cisgénero). si no de algo cultural arraigado en la sociedad y que con el tiempo se podrá cambiar. Ya que la sexualidad masculina se ha percibido siempre como una necesidad biológica, e incluso como un impulso que necesita satisfacerse, la sexualidad de la mujer ha estado silenciada e invisibilizada durante muchísimos siglos o ha sido tratada como un fin reproductivo si tener en cuenta el placer de la persona. 

A los hombres siempre se les ha dado mayor permiso para explorarse y de expresar su deseo y sexualidad desde que son pequeños, hablando de todo sin tapujo alguno incluso dando por hecho que muchos hombres se masturban a tempranas edades. Sin embargo no se a por hecho en las mujeres,aunque las cosas esten cambiando y estemos quitandonos de encima muchos prejuicios sigue habiendo y esto afecta a nivel personal de cada uno. 

En el caso de las mujeres, no se da por sentado que todas las mujeres adolescentes se masturben y mucho menos que se hable de ello de forma habitual. Es cierto que cada vez hay menos tabúes con estos temas, pero aún siguen bastantes presentes. Y todo esto tiene sus implicaciones. Por un lado, influye en que muchas mujeres no conozcan cómo funciona su propio placer. Y si no saben cómo funciona su placer, es difícil que puedan comunicar sus gustos o necesidades a sus parejas. En la misma línea, en cuanto a las relaciones con otras personas, a los hombres se les ha venido educando en ser proactivos en la búsqueda de su placer, mientras que a las mujeres históricamente se les ha educado en agradar y en poner las necesidades del otro por delante de las propias.

Otro asunto que influye directamente es el coitocentrismo que se sufre en muchas relaciones heterosexuales. Es decir que le penetración sexa lo más importante de la relación sexual sin tener el cuenta la estimulación de la otra persona.La mayoría de hombres sí tienen orgasmos mediante la penetración, mientras que la mayoría de las mujeres (según algunos estudios, hasta el 80%) no tienen orgasmos solo mediante la estimulación vaginal. Para la mayoría de las mujeres, la principal fuente de orgasmos es la estimulación del clítoris de forma externa. Con lo que si se enfocan las relaciones sexuales principalmente a la penetración, es menos probable que haya un orgasmo para ellas.

Durante mucho tiempo se ha dado por hecho de que las mujeres tenemos menor número de orgasmos pero no nos hemos parado demasiado a mirar por qué, sino que se le ha quitado importancia. Y es cierto que el orgasmo no tiene por qué ser la parte más importante o el fin de las relaciones sexuales, puede haber relaciones sexuales que se disfruten muchísimo sin necesidad de un orgasmo. Pero si por costumbre las mujeres tienen muchos menos orgasmos que los hombres de forma sistemática, se trata de relaciones sexuales desiguales. Por ello, es importante trabajar en el autoconocimiento, para saber qué cosas nos dan placer y darnos permiso para expresar qué cosas nos gustan, qué tipo de estimulación necesitamos para tener orgasmos; priorizar también el placer propio, además del de la otra persona; y normalizar y facilitar la comunicación con nuestras parejas sexuales, pedir y consensuar las prácticas que más nos gusten.

Bibliografía:

Damonti, P. (2020). La brecha orgásmica. Katakrak Liburuak.

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