Crisis de pareja en verano

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Dada la cantidad  de parejas que consulta a los centros de sexología en los meses de septiembre/octubre por problemas de pareja, deberíamos preguntarnos si el verano es una época especialmente difícil para las parejas estables, en lugar de ser (como frecuentemente se espera), un tiempo en el que reencontrarse y fortalecer la relación.

Para muchas personas, el verano sí que es un tiempo de reencuentro con la pareja. Existe más tiempo libre,  disfrutamos de actividades divertidas y poco habituales, normalmente las personas están más descansadas y relajadas, hay ocasión de coincidir con familiares y amistades y disfrutar de su compañía, y se sale de la adormecedora (y ocasionalmente agotadora) rutina.

¿Qué sucede con algunas parejas que discuten más de lo habitual precisamente en verano?

Si la pareja discute más de lo habitual en verano, muy probablemente se deba a que ya arrastraban una serie de conflictos sin resolver de épocas anteriores ,se incrementan en estos momentos en los que ambas personas realmente coindicen, y tienen tiempo para interaccionar y comunicarse.

No hay pareja que esté absolutamente libre de conflicto. Por muy buena que sea la relación, siempre hay algún área problemática o algún tema recurrente que causa dificultades. La mayoría de las parejas aprenden a convivir, tolerar y gestionar estas parcelas problemáticas, y potenciar y disfrutar las partes más satisfactorias de su interacción.

Sin embargo, esta parte conflictiva puede resultar excesiva en algunas parejas, que se ven superadas por las discusiones, los desencuentros sin resolución, y un ambiente desagradable con tensión , a veces angustioso, que se genera.

Muchas personas aprenden, en su vida diaria, a posponer estos conflictos, o a tratar de taparlos o ignorarlos. El trabajo, las obligaciones personales y familiares, las hijas o los hijos, el cansancio acumulado, las preocupaciones… no dejan mucho espacio para el diálogo tranquilo y sereno sobre los desencuentros, o para buscar nuevas fórmulas de convivencia. No es infrecuente que la pareja coincida muy poco tiempo en casa, y cuando lo hace, esté resolviendo temas urgentes de familiar.es

Pasan los días y pasan las semanas y muchas parejas siguen adelante sin resolver dificultades graves que les aquejan, y sin ponerlas tampoco encima de la mesa.

Y entonces llega el verano. Y hay tiempo suficiente para ver a la otra persona, para encontrarse, dialogar, negociar, disfrutar juntos… y también para hablar de los problemas que se venían arrastrando todo el año. Si dichos problemas eran graves, no es extraño que estalle una crisis.

En el verano no todo son ventajas para la vida de pareja. 

A lo hablado anteriormente se le añaden elementos que hacen que se agrave la situación como por ejemplo: La convivencia con familiares,El cambio en la rutina..

Y un apunte sobre la sexualidad: el tiempo vacacional supone una mejora de la vida erótica para muchas parejas, pero no para todas. Como hemos comentado antes, si había problemas importantes no resueltos (en este caso, problemas sexuales o de la erótica compartida, y también la expectativa de que el relax del verano, y la oportunidad de coincidir más, lo resolverían todo, el comprobar que las dificultades sexuales se mantienen e incluso se agravan en verano puede ser la gota que colma el vaso.

Por tanto, estas crisis de verano son también oportunidades para muchas personas que se encuentran en realidad infelices en sus relaciones de pareja.

Los sexólogos frecuentemente orientan a las parejas en crisis o con dificultades, para que logren la mejor versión posible de su relación

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