Dos eran dos...las hijas de Eva

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Las sábanas están revueltas, el cuarto en penumbra, el ambiente huele a sexo.

Tirada en la cama, abrazada a la almohada nota su aroma, se siente feliz pero siente que le falta algo, ¿por qué se ha tenido que ir?



Sus encuentros son cortos, furtivos, intensos, no tienen más tiempo.



La recuerda abriendo la puerta, vestida con su traje chaqueta de la oficina, mirándola, devorándola con la mirada.



Siente el hormigueo en sus genitales cuando recrea como ha dejado caer la falda al suelo y a descubre el liguero que deja al descubierto sus genitales, algo brilla sobre su monte de venus.

La espera sentada en la cama.

Se acercaba a ella sensual y picarona, moviendo exageradamente las caderas para que la pudiera observar bien, las medias entre dejaban ver su piel, pero lo que más cautivaba su mirada era los brillos que veía en el pubis, prometiéndole un rato de placer.



A la vez se iba desabrochando la camisa para dejar sus pechos al descubierto, no llevaba sujetador pero algo escondía, se revuelve el pelo, castaño y corto y la sensación de calor en su clítoris y vagina es bastante intensa, correría hacia ella, pero sabe que le gusta jugar.



-¿Me esperabas?.- le susurra al oído aproximando su pecho a su boca.

-Con ansia...suspira. Por fin la tiene cerca, nota su olor, su promesa a sexo y pasión y puede ver lo que brilla, unas pequeñas joyas eróticas decoran sus pechos y su monte de venus.



Alarga la mano hacia la recién llegada y acaricia con las yemas de los dedos la zona de la vulva y abre suavemente la entrada de la vagina, muy suave, pueden jugar un poco. Abre su boca y con la punta de la lengua le acaricia uno de sus pezones, es divertido y sensual chupar el pecho suave y notar los adornos.



Siente que le pasa las manos por la cabeza y le acaricia la melena, le sujeta el pelo y tira hacia atrás con fuerza, le introduce los dedos en la boca, saben a ella, luego la besa profundamente, buscando todos los escondites de su boca con la lengua, le responde ansiosa por saber que viene a continuación.



-Mi rubia cachonda...sonríe mientras la empuja suavemente contra la cama, le besa la cara y le chupa el cuello, a la vez le quita el jersey.

Le masajea los pechos, al principio con suavidad, luego más fuerte, los tiene generosos, la recién llegada casi no los abarca con sus manos, gime al notar como va bajando hacia los pantalones para quitárselos, acaricia su clítoris sobre la ropa interior, le da pequeños mordisquitos a la braga, no llega a tocar la piel, solo son promesas sutiles. Levanta su pelvis hacia su boca, pidiendo algo más.

Pero lo único que consigue es que le ponga la mano. Gime mientras le masajea la zona con la palma, se frota contra ella, el ritmo es suave y constante, poco a poco va presionando más.



Nota un movimiento sobre la cama, tenía los ojos cerrados y cuando los abre ve la vulva sobre su cara...brillan las joyas de colores sobre su pubis, alarga la lengua y sin apenas saliva se la pasa por los labios, le acaricia los glúteos y las piernas, se los sujeta con suavidad para que se mueva a su gusto, sigue recorriendo sus labios y deja que ella se vaya moviendo para alcanzar las zonas que más le gustan, por fin le pone el clítoris sobre la boca, se sienta casi encima de ella, le chupa suave, le pasa la lengua en movimientos circulares, nota que se aparta...no le apetece eso ahora, vuelve

a envolver el clítoris entre sus labios y lo absorbe con movimientos muy suaves, nota que se relaja, se deja hacer... eso le gusta más.

Mientras la presión en su vulva ha desaparecido, estaba tan pendiente de darle placer que se había olvidado del suyo propio.



Traga saliva y sigue succionando, oye como gime, eso le pone cada vez más cachonda, el hormigueo en su clítoris y el calor en su vagina es enorme, quiere oirla gritar de placer, nota como sus movimientos se van volviendo cada vez más regulares, sabe que está a punto de correrse, la conoce...le falta poco. Escucha su placer, nota como sus gluteos se contraen un poco, los sujeta con mas fuerza, le gusta que caiga sobre ella cuando llega al orgasmo, le besa la vulva, la gira y cambian la postura.



Su cara es de placer, relajada, le aparta los mechones castaños que le tapan los ojos, se miran, sonríen.



Se despereza como un gato y aprieta las piernas...ummm, me ha encantado susurra.



-Lo sé, le contesta a la recién llegada pasando su melena rubia por sus pechos desnudos, le besa el vientre, bajando al clítoris otra vez, lo lame, le abre las piernas esta vez con fuerza, le deja los genitales abiertos y mete dos dedos en la vagina, al principio nota cierta presión.

-Sh...déjame hacerte sentir más placer... los dos dedos en la vagina empieza a moverse en círculos y el pulgar acaricia el clítoris, nota como se relaja la musculatura y se deja hacer, sus caderas acompañan el movimiento de los dedos, gime de placer, cada vez con más fuerza.

-Tengo una sorpresa y te va a encantar.



La morena sonríe, sabe lo que es...le encanta cuando lo hace...pero no quiere mirar, hoy no.



Todo se detiene unos minutos que parecen eternos, ella sigue acariciándose la vulva y el clítoris, no quiere perder ni un momento de placer, ni un minuto de las sensaciones a las que le ha llevado.



Nota que le apartan las manos de su vulva y algo líquido y refrescante cae sobre ellas, unas manos suaves y precisas untan bien la vulva e introducen parte de ese líquido en la vagina.



Levanta la caderas hacia lo que sabe que va a venir a continuación, le encanta...muy lentamente nota que algo busca entrar en ella, su vagina se relaja, su clitoris palpita, está a punto de correrse otra vez y ella aun no ha empezado, al principio lo nota algo frío, pero son solo segundos, nota la envestida, por fin quiere abrir los ojos, su mirada se cruza con una mirada de ojos verdes y melena rubia que la mira con lujuria mientras introduce el arnés una y otra vez en ella, ve como gime y gruñe de placer, a veces para y se queda dentro y rota sus caderas, sus movimientos son cada vez más frenéticos, y siente que las contracciones orgásmicas están llegando, observa el movimiento de las caderas que hay sobre las suyas y nota como llega su orgasmo, como grita de placer con una ultima envestida y su grito se une a los gemidos de ella.





Se mira al espejo del aseo de la oficina y se recoge la melena rubia en una cola de caballo, después de una hora aún siente en sus genitales el cosquilleo del placer, se vuelve a mirar de arriba a abajo, todo está donde debe estar.



Recoge una carpeta de su mesa y se dirige a la oficina de su jefa. Llama a la puerta y oye un adelante.



Detrás de la mesa hay una mujer de pelo castaño y corto vestida con traje, con falda y ella sabe que sin ropa interior...solo unas joyas eróticas.



  • Hola buenas tardes Helena, le dice en tono neutro.

  • Hola, te he traigo los informes y le extiende una carpeta, entre la carpeta y su dedo hay enganchada una alianza.- te la has olvidado, le susurra.









Texto original de Yolanda Campos Sancho.

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